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Juanetes - Hallux Valgus

Descripción

El juanete es un bulto que aparece en la parte interna del pie, justo antes del primer dedo o dedo gordo del pie. Este bulto obedece, en la mayoría de los casos a una deformidad compleja del pie llamada hallux valgus, que consiste en una desviación del primer dedo hacia fuera (hacia los dedos más pequeños), que acompaña a una desviación del primer metatarsiano (hueso que se encuentran en el empeine, que une el tobillo con los dedos) hacia adentro. 


Causas

Algunos autores publicaron en su momento que el calzado femenino es el causante de un “juanete”. Definitivamente el zapato de punta fina con tacón elevado es uno de los factores en la aparición de síntomas que tienen los juanetes, aunque no podemos decir con propiedad que el uso de un tipo de zapatos es la única causa. En la población que utiliza calzado es mucho más común la presencia de un juanete doloroso con respecto a su aparición en comunidades indígenas que van descalzos. Un pie amplio o abierto sometido a fuerzas de compresión del calzado, puede conllevar a la aparición de síntomas. A pesar de esto no todo el que usa zapatos tiene un juanete sintomático y hay personas que no utilizan zapatos y que presentan la deformidad, aunque esta no suele traer molestias.

En general, hay causas que dependen de las personas y causas ajenas a las personas, es decir, causas intrínsecas y extrínsecas respectivamente. Dentro de las causas intrínsecas, está la herencia, que es muy importante en la aparición de un juanete. Las mujeres, generalmente tienen más laxitud de tejidos y los ligamentos son algo menos resistentes, hace que sea más común en ellas. La anatomía del pie, con respecto a las articulaciones que unen el tobillo al empeine (tarso metatarsianas), también juegan un papel en la desviación del metatarsiano a la parte interna del pie. La forma del pie, en personas con pie plano, ya sea sintomático o no sintomático, así como un pie igipcio, donde el dedo gordo es mucho más largo, son más propensas a tener juanetes.

Entre las causas extrínsecas, el calzado de punta fina y tacón alto es el más famoso, pero existen otros factores que no son propios de las personas, como por ejemplo el hecho de no utilizar medio de transporte y movilizarse caminando, ciertos trabajos en el que se sobrecargue el pie, actividades deportivas, pueden hacer más frecuente la aparición de síntomas. 

¿Quién lo tiene?

Es la deformidad del pie más frecuente, representando un verdadero problema para las mujeres, aunque no es exclusivo del sexo femenino, por cada hombre hay 15 mujeres que van a un especialista. La cirugía del pie debido a juanetes se realiza en mujeres en aproximadamente un 85% de las ocasiones y hay cirujanos que reportan hasta 100% de sus cirugías sólo en mujeres.

Sabemos que el problema puede comenzar mucho antes de lo que se piensa, pues muchos pacientes explican que la deformidad ha comenzado a partir de los 10 o 12 años, a pesar de que los síntomas pueden aparecer a partir de la 4ta ó 5ta década de la vida y que la edad media de la cirugía está alrededor de los 60 años. En la mayor parte de los pacientes el problema es en los dos pies, aunque varía mucho la magnitud en cada lado.

Es muy interesante que, hay muchas personas con deformidad, que van a la consulta por otras molestias y que al preguntarle por sus juanetes, niegan que sean un problema, con lo que, no todas las persona que tienen un juanete desarrollan síntomas y pueden hacer una vida normal. Esta es una de las razones por las que se desaconseja en general que las personas que no tienen síntomas se sometan a cirugías por motivos estéticos, pues la deformidad por sí sola, no es una enfermedad. 

Síntomas

Además de un aspecto poco estético del pie, el dolor en la cara interna, donde se encuentra el juanete, es el principal síntoma, produciendo molestias con el calzado de horma rígida y el calzado apretado. Este dolor es causado por una serie de eventos inflamatorios y no por el bulto, que no es más que el hueso normal, que al desplazarse de su sitio habitual, protruye o sobresale.


Además, es frecuente encontrar que los pacientes consultan por molestias en otras partes del pie, describiendo callosidades y dolor en la planta, porque la función de los pies al caminar se ve afectada, cambiando las zonas de apoyo; de la misma manera, si este mal apoyo progresa durante mucho tiempo, comienzan a aparecer deformidades en los demás dedos, presentando dedos en garra o martillo, que pueden ser muy molestos.


Es importante entender que muchas molestias alrededor del pie de una persona con juanete, puede ser causada por este problema y que para tratarles un dedo en martillo, puede hacer falta tratar el juanete. 


Tratamiento

Los pacientes son tratados inicialmente con todos los métodos conservadores no quirúrgicos disponibles. Uno de los consejos más útiles, muchas veces es simplemente cambiar el tipo de calzado y adaptar éste a su pie y no intentar ajustar un pie a un calzado que seguramente hará que un juanete moleste.

Normalmente recomendamos a los pacientes el uso de plantillas que pueden modificar y mejorar la pisada y aliviar dolor, a pesar de no corregir deformidades, que como se ha mencionado, no son el problema. A veces utilizamos diversos aparatos separadores del primer dedo. Es muy útil el tratamiento mediante rehabilitación y a veces se indica medicación para el dolor, entre otras.


A aquellos pacientes que persisten con las molestias, y éstas limitan su capacidad para hacer sus actividades con normalidad, la cirugía puede ser la respuesta a su deformidad, teniendo que pasar por quirófano para restituir la forma y sobre todo, la función del pie.


La cirugía del pie es conocida por ser muy dolorosa, con un postoperatorio muy engorroso, lo cual, en la actualidad no es del todo cierto. Las mejoras en las técnicas de anestesia, el perfeccionamiento de las técnicas quirúrgicas, el uso de vendajes, así como un calzado especial y el mejoramiento del tratamiento médico del dolor postoperatorio hace que esta creencia hoy en día sea algo antigua.

La cirugía se basa en cortes sobre los huesos para obtener una alineación adecuada del dedo gordo, utilizando tornillos u otro tipo de material para mantener la reconstrucción realizada. Hoy día personalmente hago gran parte de las cirugías para juanetes de forma percutánea, es decir, mínimamente invasiva, que consiste en el uso de incisiones (heridas) muy pequeñas, para hacer correcciones muy parecidas a las que se hacen con cirugía abierta, evitando grandes heridas, mejorando el postoperatorio y los problemas derivados de la cicatrización de éstas heridas.


Es importante destacar que no existe todavía cirugía láser de los pies, éste es un término coloquial, mal utilizado, con el que puede incluso engañar a la gente, pero que en realidad se refiere a estas técnicas mínimamente invasivas mediante heridas pequeñas que se pueden utilizar en la corrección de juanetes y en otros procedimientos en cirugía ortopédica y traumatología.



Después de la cirugía.

En el postoperatorio inmediato hay que permanecer mucho tiempo con el pie elevado para evitar o mejorar la inflamación, pero desde el primer día al paciente se le permite caminar apoyando el pie operado, con el zapato especial llamado calzado postquirúrgico o zapatito de juanetes, de manera que pueda tener libertad para ir al baño y moverse dentro de la casa. 

La primera semana, los pacientes tienden a no salir de casa, a pesar de no necesitar reposo absoluto, el hecho de moverse mucho y estar mucho tiempo de pie, les genera inflamación y molestias, por lo que están más tranquilos.

Una vez revisadas las heridas en consulta, se va dando cada vez más libertades a los pacientes y las semanas sucesivas, van teniendo mucha más actividad, saliendo de casa e incluso haciendo vida casi normal hacia la 3ra semana de la cirugía, todavía utilizando el calzado postquirúrgico.

Los vendajes y el zapato postquirúrgico se retiran a los 30 días aproximadamente y se estimula al paciente a apoyar con normalidad con un calzado amplio, bien almohadillado (una zapatilla deportiva generalmente). Normalmente se indicará rehabilitación para recuperar una buena forma de caminar y los pacientes probablemente entre las 6 y las 8 semanas, puedan estar comenzando a hacer vida normal.


Importante destacar, que el pie es lento para manejar la inflamación del postoperatorio, con lo que, los pacientes pueden tener algo de inflamación hasta el 3er o 4to mes, a pesar de estar ya haciendo una vida normal.