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Tendinopatía del tendón de Aquiles (Tendón Calcáneo)

Descripción

¿QUÉ ES EL TENDÓN DE AQUILES?

El tendón de Aquiles, al que formalmente denominamos tendón calcáneo, es el tendón que conecta el músculo de la pantorrilla en la parte posterior de la pierna con el hueso del talón (calcáneo). Es una banda resistente de tejido fibroso que permite a los músculos de la pantorrilla hacer flexión plantar del pie, es decir, mover hacia abajo, como quien acelera. Este tendón resulta esencial para caminar, correr y saltar. Es el tendón más fuerte y más grande del cuerpo, lo que le permite soportar todo el peso del cuerpo y muchas veces, dependiente de la actividad que se desarrolla, la inercia del movimiento, la inclinación de la superficie donde se apoya, etc, tiene que cargar con hasta 10 veces ese peso.

Desde el punto de vista mecánico es una superestructura, contando con elasticidad a pesar de tratarse de un tejido fibroso muy fuerte y resistente debido a su anatomía. Es uno de los sitios donde se concentra y se reserva energía durante la marcha (caminar normal), hecho que hace el caminar un gesto que prácticamente no consume energía. Resulta que el gesto de andar es tan eficiente, que prácticamente no consumimos energía cuando lo hacemos, una de las razones que sea así, es porque contamos con esta superestructura que llamamos el tendón de Aquiles, que lejos de ser una debilidad como puede hacer entender el cliché de su nombre, es una gran herramienta para nuestros pies y nuestro sistema musculoesquelético en general.

A pesar de todo esto y debido a las altas tensiones constantes y repetitivas que soporta, a su limitado suministro de sangre, a tener que lidiar con sobrepeso, sobreentrenamiento y mal condicionamiento físico en algunas personas, puede sufrir varias lesiones y afecciones.

¿QUÉ PROBLEMAS PUEDEN AFECTAR AL TENDÓN DE AQUILES?

Tendinopatía de Aquiles: es la mal llamada tendinitis, que es un término coloquial que grafica de forma muy sencilla una serie de problemas que pueden afectar el cuerpo o la inserción (enganche en el hueso) del tendón. El problema en realidad se trata de una tendinosis, ya que la mayor parte de las veces se trata de un problema crónico. Su homólogo agudo sería una rotura del tendón de Aquiles, ya sea total o parcial.

En general el término tendinopatía engloba una serie de afecciones del cuerpo del tendón de Aquiles que puede ser debido a una peritendinosis (problemas alrededor del tendón) o una enfermedad del tejido propio del tejido.

Normalmente englobamos 2 tendinopatías:

Del cuerpo del Aquiles: un engrosamiento y rigidez gradual del tendón de Aquiles sin inflamación aparente. Aunque se vuelve más grueso, el tendón en realidad queda más vulnerable a las lesiones debido a una alteración en su estructura que le hace más débil, causada por la acción repetitiva. Los síntomas incluyen dolor prolongado, presencia de un nódulo en el trayecto del tendón de Aquiles, molestias al comenzar a caminar en las mañanas al levantarse de la cama o tras largos períodos de reposo (ver tele por ejemplo). Importante mencionar que es muy frecuente que sea una condición previa a una rotura aguda del tendón de Aquiles.

Tendinopatía insercional: Es un problema causado por afectación del sitio donde el tendón de Aquiles se inserta o conecta con el calcáneo (hueso del talón). Suele presentarse con lo que definimos un síndrome de Haglund, con prominencia del hueso del talón que produce roce con el calzado, esto a su vez causa “bursitis” que se manifiesta con enrojecimiento e inflamación de la piel en ese lugar y también entre el tendón y el hueso (sólo valorable en un estudio de imagen como la resonancia o la ecografía). 

Causas

La tendinopatía del tendón de Aquiles es causada por someterle a tensión repetitiva, en actividades como caminar, correr, saltar o ponerse en punta de pies. Todos los deportes que requieren saltar y correr, sobre todo cuando se hace en terrenos irregulares, con pendientes y desniveles.

La estructura del tendón de Aquiles se deteriora con la edad, hecho que puede hacerlo más propenso a lesionarse con el paso de los años, en particular, en las personas que practican deportes solo los fines de semana, de forma ocasional y tolera muy mal el sobreentrenamiento y los cambios bruscos en intensidad o duración de actividad deportiva mal asesorada, sin programas de entrenamiento planificados.

FACTORES DE RIESGO

Hay varios factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir tendinitis de Aquiles, entre ellos:

  • Sexo. Los varones tienen tendinopatía de Aquiles con más frecuencia, aunque cada vez hay menos diferencias entre hombres y mujeres, con el aumento de la práctica deportiva femenina.

  • Edad. La tendinopatía del Aquiles es más frecuente a medida que envejeces. Muy frecuente entre los 40 y 50 años.

  • Características físicas. Alteraciones del eje de las piernas o en la forma del pie, en personas con pie plano o pie cavo, es posible que apliques más tensión en el tendón de Aquiles. El sobrepeso y la limitación de la elasticidad muscular en las pantorrillas también pueden aumentar la presión en el tendón.

  • Opciones de entrenamiento. Correr con un calzado gastado, puede aumentar el riesgo de padecer tendinitis de Aquiles. El tendón duele, con mayor frecuencia, cuando hace frío, más que con el calor; y correr en un terreno montañoso también puede predisponer a sufrir lesiones en el tendón de Aquiles.

  • Medicamentos. Algunos tipos de antibióticos, llamados «fluoroquinolonas», se han relacionado con tasas más altas de tendinitis de Aquiles. Los corticoides, no sólo infiltrados cerca del tendón de Aquiles, sino tomados vía oral, pueden ser determinantes en el desarrollo de problemas de este tendón.

Síntomas

En la tendinopatía hay dolor que se presenta de poco a poco, pudiendo llegar a ser importante y limitar la actividad deportiva o incluso el caminar.

Ocurre con mayor frecuencia en corredores que aumentan la intensidad o la duración de sus carreras de manera repentina. También es frecuente entre las personas en la década de los 40 y 50, con sobrepeso, que practican deportes, como tenis, pádel, baloncesto, montañismo, etc, de forma ocasional, es decir, solo los fines de semana.

Es frecuente síntoma que precede a una rotura del tendón de Aquiles. Es típico al hablar con pacientes que han tenido una rotura aguda del tendón de Aquiles, que confiesen que tuvieron tiempo con molestias y no las tomaron mucho en cuenta en su momento.

El dolor asociado con la tendinopatía de Aquiles, habitualmente, comienza con un dolor leve en la parte posterior de la pierna o arriba del tobillo después de correr o practicar otro deporte. Con el paso del tiempo, las molestias comienzan a ser más frecuentes, ya incluso no relacionadas a la práctica deportiva, que característicamente son percibidas por las personas, luego de estar un rato en reposo, al levantarse de la cama por las mañanas o al levantarse del sofá tras ver un rato televisión.

En deportistas, es típico escucharles que comentan que las molestias se mejoran al hacer un calentamiento y comenzar la actividad física, pero al evolucionar, se hacen presente durante el entrenamiento o práctica deportiva, llegando a limitar la capacidad de llevar a cabo su actividad física con normalidad.

En personas con muchos síntomas, correr durante un período largo o con alta intensidad, subir escaleras, saltar o hacer un mal gesto al caer en un hueco, puede generar la llamada pedrada, que puede ser un síntoma grave que habla de rotura del tendón o de las fibras de la musculatura de los gemelos o el sóleo (músculos de la pantorrilla).

También puede haber rigidez, especialmente durante la mañana, que en general mejora con la actividad leve. Además suelen aparecer nódulos en el trayecto del tendón, que suelen ser muy dolorosos al tacto.

Específicamente en la tendinopatía de la inserción del Aquiles, suele haber molestias con el calzado, sobre todo de horma rígida con el apoyo del cotrafuerte en la parte donde es prominente el talón. Muchas veces se inflama la zona, causando verdaderas bursitis justo donde apoya el zapato en el talón.


Tratamiento

Prevención

Aumenta tu nivel de actividad de manera gradual. Si recién estás comenzando con una rutina de ejercicios, empieza lentamente e incrementa progresivamente la duración e intensidad del entrenamiento.

Tómalo con calma. Evita las actividades que provoquen un esfuerzo excesivo para tus tendones, como carreras de montaña. Si participas en una actividad exigente, primero haz ejercicios de calentamiento a un ritmo más lento. Si notas dolor durante un ejercicio en particular, suspende y descansa.

Escoge tu calzado cuidadosamente. El calzado que tengas puesto mientras te ejercitas debe proporcionar una amortiguación adecuada para el talón y debe elevar el mismo, es decir, debe tener algo de tacón, mas elevado que la punta del pie. Además debe tener un soporte firme para el arco, a fin de ayudar a reducir la tensión en el tendón de Aquiles. Reemplaza el calzado desgastado. Si tu calzado se encuentra en buen estado pero no tiene un buen soporte para los pies, intenta usar soportes para el arco en ambos lados.

Haz estiramientos todos los días. Tómate el tiempo para estirar los músculos de las pantorrillas y el talón de Aquiles en las mañanas, antes de ejercitarte y después de ejercitarte para mantener la flexibilidad. Esto resulta especialmente importante para evitar la recurrencia de la tendinitis de Aquiles.

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Fortalece los músculos de las pantorrillas. Los músculos de la parte posteiror de la pierna permiten que las pantorrillas y el tendón de Aquiles soporten mejor el esfuerzo que se realiza durante el caminar y el ejercicio. Importante mencionar los ejercicios excéntricos del tendón de Aquiles, que son una forma de acondicionar adecuadamente esta musculatura y el tendón en sí.


Hacer entrenamientos cruzados. Alterna actividades de alto impacto, como correr y saltar, con actividades de bajo impacto, como andar en bicicleta y nadar.

Tratamiento de las tendinopatías

La mayoría de los casos de tendinopatía de Aquiles suele tratarse con cuidados relativamente simples en el hogar bajo supervisión del médico, así como con rehabilitación. Las estrategias de cuidado personal, por lo general, son necesarias para prevenir episodios recurrentes.

A pesar que la rehabilitación y las medidas conservadoras como uso de plantillas, realización de ejercicios y estiramientos, pérdida de peso, etc son efectivas en buena parte de las personas que tienen problemas del tendón de Aquiles, hay paciente que tienen molestias recurrentes que deben someterse a procedimientos invasivos.

Con respecto a los procedimientos invasivos, hay casos en los que se pueden hacer infiltraciones especiales ecoguiadas que pueden mejorar el problema. Importante que entiendan que no son infiltraciones normales hechas en consulta sin una visualización correcta mediante ecografía, ya que las infiltraciones del tendón de Aquiles con corticoides, pueden ser causa de su rotura, son infiltraciones peritendinosas, que se deben hacer por especialistas entrenados, siempre guiadas por ecografía.

El uso de la artroscopia, cada vez es más frecuente en casos que tengan que ir a quirófano y las técnicas poco invasivas, son herramientas que el Dr. Delgado utiliza de forma rutinaria en sus pacientes, para evitar postoperatorios prolongados, dolor importante en el postoperatorio y posibles complicaciones de la piel de la parte baja y posterior de la pierna, complicaciones que suelen ser difíciles de tratar.

De la misma manera, en los casos de tendinopatías de la inserción del Aquiles, muchas veces existe indicación de hacer osteotomías en el hueso calcáneo, es decir, cortes en el hueso, con la colocación de tornillos, que también lleva a cabo el Dr Delgado mediante técnicas mínimamente invasivas (percutáneas), con heridas muy pequeñas. Tal es el caso de la osteotomía de Zadek, que se trata de un procedimiento, con una recuperación muy rápida, con un tiempo de descarga (sin apoyo del pie operado) de tan sólo 10 días y una recuperación que está en torno a las 6 semanas para caminar libremente y posiblemente trabajar (en puestos de trabajo con baja exigencia física) y un comienzo de actividades deportivas entre las 10 y 12 semanas.